En la mirada se plasma la esencia de la personalidad. Cada imagen del otro está superpuesta a un retrato mío y el resultado es un híbrido: todos tienen mi mirada. Es un mosaico de retratos de 21 personas muy diversas cuyo elemento común es la mirada. El retrato central corresponde a una mujer del sureste de África, aludiendo a lo femenino en el centro de lo masculino. Este alude también a la Eva Mitocondrial, los restos más antiguos hasta ahora encontrado: una mujer del sureste de África
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Superposición de 21 capas correspondientes a los diferentes tipos encontrados en mi ADN. En la capa superior el de mayor porcentaje y en la última el de menor.
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Superposición de 21 capas correspondientes a los diferentes tipos encontrados en mi ADN. En la capa superior el de menor porcentaje y en la última el de mayor.
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El haplogrupo patrilineal J-L70 apareció hace unos 34.000 años en un hombre del Medio Oriente. Sus descendientes iniciaron la domesticación de plantas y animales, fueron los primeros agricultores y difundieron sus conocimientos. 1.360 generaciones después, el J-L70 llegó a mí a través de mi padre, agrotécnico, nacido en los Andes de Venezuela, a más de 12.000 km y 30 milenios de distancia de nuestro antepasado originario.
D1F1 J-L70 Registro de nacimientos de las últimas 5 generaciones: María Isabel Arocha (1838) María del Carmen Felipa Benicia Núñez Arocha (1858) Soledad Maximiana Sucre Núñez (1883) María Vicenta Alemán Sucre (1911) Nydia Eunice Elena Linares Alemán (1933) Antonio José Briceño Linares (1966) Antonio José Briceño Salas (1940) Francisco Elías Briceño González (1906) Carlos María Briceño Márquez (1870) Ramón de la Cruz Briceño Guerrero (1843) Juan Evangelista Briceño Uzcátegui (1815)
Este autorretrato alude al paso del tiempo. La foto de la derecha fue tomada el 13 de junio del 2008 en Nueva Zelanda, al día siguiente de la realización de mi tatuaje. En él, el artista maorí quiso representar una canoa, como símbolo del viaje incesante. La foto de la izquierda corresponde a septiembre 2018, en Barcelona lugar en donde ahora vivo, lejos de Venezuela, donde nací.
Porcentajes de los diferentes orígenes genéticos detectados en el análisis de mi ADN y colaboradores correspondientes a cada uno de esos orígenes.
Se estima que el origen del Homo sapiens, en el África subsahariana, ocurrió hace unos 300.000 años y desde entonces comenzó la expansión de la humanidad hasta llegar a la conquista de todos los lugares habitables del planeta.
Los restos más antiguos se han encontrado en África Oriental. Suponiendo que ese sea el sitio originario de la especie, todos los que habitamos fuera de él, somos los hijos de la migración. El ADN de los humanos modernos es un mosaico construido a partir de una mezcla continua, producto de un viaje sin fin.
Las migraciones constituyen un fenómeno sumamente complejo que responde a causas muy diferentes. A nivel mundial hay oleadas de emigrantes que huyen de sus sitios de origen, por múltiples causas, con la esperanza de tener una vida mejor. Según la ONU, hay 250 millones de migrantes, un 3,3% de la población mundial
En el año 2014, debido a una crisis social inédita en Venezuela, mi país, tuve que emigrar a Barcelona. Desde entonces el hecho migratorio ha sido figura central en mi vida. Hace algunos meses decidí indagar, a través del estudio de mi ADN, sobre el origen de mis ancestros. Cuando recibí los resultados del análisis comprendí la magnitud del proceso migratorio. Mi ADN contiene la historia de la migración humana muy bien representada: existe en él información de 21 grupos genéticos del mundo.
En virtud de que actualmente soy emigrante, decidí emprender este proyecto, que he llamado Yo somos, en el que quiero destacar la diversidad y movilidad del ser humano y plantear una reflexión sobre la migración como proceso constitutivo de la especie desde sus orígenes. Busco poner sobre la mesa el tema de la imposibilidad de las razas puras e inmóviles y resaltar la diversidad, no sólo en las culturas y naciones, sino hasta el nivel individuo.
A partir de superposiciones digitales de retratos de personas que, como yo, han emigrado a Barcelona desde cada uno de los sitios mencionados en el informe sobre mi ADN, he construido varias series de imágenes, videos e instalaciones relativas al hecho de migrar y algunas de sus consecuencias (la memoria, la separación, los encuentros, etc.), en un juego que va entre lo científico y lo metafórico.